Diferencia entre placer y felicidad

con No hay comentarios

Entre el placer y la felicidad hay una gran diferencia. Lo primero es efímero y lo segundo se prolonga en el tiempo. Cuando estamos enfocados en conseguir sólo el placer, puede empeñar esa felicidad. Por eso, me gustaría analizar cómo uno gestiona el tiempo y los quehaceres en el día a día, con el fin de que esté más presente una u otra.

 

¿Cómo hacer para que el ritmo autoimpuesto no me coma?

¿Crees no tener tiempo para ti? ¿Estás segur@ de ello? Evalúa a lo largo del día el tiempo en que realmente estás. Y por estar, me refiero a ser plenamente consciente con tus 5 sentidos, de estar en este momento, en este lugar, estar sin pensar en la siguiente cosa que tienes que hacer. 

Y ahora, en este estar, observa cómo gestionas el tiempo, si estás haciendo algo que realmente quieres y te apetece hacer, y no algo que te has impuesto que tienes que hacer. Por hacer, bien podrías estar haciendo tareas todo el día. Pero, ¿realmente es necesario? ¿Te resulta beneficioso (ahí será necesario que te pares a observar cómo estás? ¿Incómodo, cómodo, ansioso, tranquilo, con tensión, sin tensión…?

El tiempo es siempre el mismo. Pero cómo yo vivo mi día, me va a hacer que el día se me escape entre los dedos, sin haberme dado a penas cuenta de lo que he hecho o bien haya tenido ocasión de saborearlo.

Es una cuestión de sentir, de parar a evaluar y luego hacer. Generalmente, nace directamente el hacer, desde el piloto automático. Si se acciona desde el hacer va a ser un no parar que cada vez va a ir retroalimentando más la incomodidad que nace en el interior. Una incomodidad que, si no se observa, es fácil no saber identificar por qué no me encuentro bien.

Esta incomodidad se alimenta de la desconexión con uno mismo, de la imposición, de la exigencia, de los ritmos no naturales… DE NO PARAR. Desde el parar, puedes ver y sentir. Si no, se escapará tal como decíamos, entre los dedos. Creerás correr hacia un estado de felicidad que es totalmente ilusorio.

Sólo este momento que vives ahora, ESTANDO, te reportará felicidad en tu interior.

 

Las 7 diferencias entre el placer y la felicidad

La felicidad dista mucho del placer.

Según el dr. Robert Lustig, felicidad y dopamina (placer) se diferencian en 7 puntos principales:

7 diferencias felicidad placer

¿Cuántas veces has experimentado el hecho de estar haciendo alguna tarea, y sin darte cuenta, continuar haciendo más porque te está haciendo “sentir bien”? Ese hacer (sin importar la forma; pensamiento o conducta) se va retroalimentando y se convierte en una especie de “chute por vena” cada vez que lo haces. No deja de ser algo adictivo porque muchas veces no se conoce otra manera de hacer. Pero me gustaría que por poco que puedas, te des la ocasión de observar el enganche que se produce. Para ello, te tendrás que ir pillando a lo largo del día en conductas y pensamientos que seguramente se van repitiendo una y otra vez. El primer paso, es tomar conciencia de ello y para ello comienza observando esa conducta y ese pensamiento como mero observador; sin juicios.

A diferencia de la felicidad, cuando experimentamos placer, la dopamina estimula las neuronas, de forma que cuando éstas son estimuladas de forma muy asidua, van a tender a morir. De forma que la neurona tiene un mecanismo de defensa contra ello. Lo que hace es reducir el número de receptores disponibles para ser estimulados en un intento de suavizar el daño (se denomina  regulación a la baja). De forma que, tomas una dosis (insisto, sin importar la forma: sustancia, conducta o pensamiento) y tienes un subidón y los receptores bajan. La siguiente vez, necesitas una dosis más grande para tener el mismo subidón porque hay menos receptores que ocupar. De mantenerse, ¿qué ocurrirá? Que cada vez se necesitará un subidón mayor hasta que, finalmente tomando una dosis gigante no sientes nada. Se ha establecido una tolerancia. 

Cuando las neuronas comienzan a morir se llama “adicción”.

En cambio, la serotonina inhibe, no estimula. Es decir, inhibe su receptor para dar satisfacción, para calmarte. Ese sentimiento de ser uno mismo con el universo. A ello se le denomina: felicidad.

Hay una cosa que reduce la serotonina, la dopamina. Por ello, por más placer que se busque, más infeliz se va a ser. 

Generalmente, se ha confundido y combinado muy específicamente el término felicidad con el término placer. Pero hay una gran diferencia entre placer y felicidad. La felicidad no puede ser comprada. Mientras sí que se pueden comprar sustancias hedónicas que dan placer, pero no van a dar felicidad. La felicidad no puede obtenerse inmediatamente. Un ejemplo que siempre uso en consulta: puedes comer fast food o puedes comer un buen guiso de la abuela. Con el primero va a ser algo que vas a conseguir de manera prácticamente inmediata pero que va a distar mucho del tiempo y los nutrientes que necesita el guiso de la abuela. ¿Qué tal saben uno y otro? Hay una tremenda diferencia. Similar sucede en nuestro día a día, pues creemos que todo cambio en uno puede ser generado de manera inmediata, y ni muchísimo menos ello es posible. Unos pilares conductuales asentados en uno desde hace años, incluso toda una vida, no pretendas cambiarlos de hoy para mañana. Van a necesitar, como el buen guiso de la abuela, hacerse a fuego lento para que realmente se instaure como un cambio duradero en uno. 

Es precisamente este no parar que comentábamos al inicio, el que va a ser muchas veces el causante de identificar que estoy mal, pero muchas otras puede uno no saber por qué se está mal o por qué se mantiene ese estado de incomodidad interna a lo largo del tiempo. La dopamina nos va a llevar precisamente a ir tapando esa incomodidad, y desde ahí, se va a convertir en ir poniendo tiritas, haciendo que cada vez van a ser más imperecederas en el tiempo, pues esa no va a ser la solución a la problemática. Y es que esa incomodidad es NECESARIA, va a ser la que va a inducir al cambio. Pero para ello, debe nacer el deseo de adentrarse en un proceso interno que no va a ser a modo de fast food. Ese proceso es inigualable y muy necesario, pues los cambios y especialmente el estado de paz con uno mismo no puede ser descrito con palabras.

 

Mónica Larruy Carrete – Noviembre 2023

 

 

Dejar un comentario