El consumismo: causas y soluciones

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Hace unos días tuve ocasión de recibir una propuesta en la que me proponían durante unos días realizar toda la compra de alimentos sin plástico ni envoltorios. Para dar así visibilidad a las empresas a buscar alternativas al plástico. Ello me llevó a reflexionar sobre la sociedad actual en la que nos encontramos y el consumismo, sus causas y sus soluciones. De ello es sobre lo que hoy te voy a hablar en el artículo de hoy.

Partimos de una necesidad ciertamente elevada de estar continuamente consumiendo, poco importa si se trata de tecnología como de comestibles como de ropa… Es tal el volumen de oferta  y tal los inputs que se reciben que la respuesta nace desde el instinto más primario de esa necesidad de tenerlo. Sin embargo, vamos a ver cómo de real es esa necesidad.

Ante estas demandas que vamos recibiendo, es una ardua tarea el no dejarse seducir por  el bombardeo constante de anuncios en múltiples formatos para incitarnos a la compra. Se busca crear una necesidad, hoy en día muchas veces desde el área del neuromarketing, persiguiendo tocar la fibra sensible y así crear un estímulo a partir de dicha emoción. Obviamente, ello va a provocar una respuesta ciertamente emotiva. Como ejemplo claro de ello tenemos los últimos anuncios de navidad de importantes compañías, que seguramente recuerdes los que tocaron tu corazoncito. Por tanto, esta necesidad de comprar parte no de una necesidad vital sino de una necesidad instaurada y provocada desde el exterior. ¿Quién nos hubiera dicho que un artilugio cómo es el teléfono móvil sería tan indispensable en nuestro día a día? Así sucede con infinidad de cosas.

De ahí, parte la necesidad de no dejarte llevar por la primera respuesta que pueda nacer. Si no, que te animo a hacerte la siguiente pregunta una vez bajada la euforia inicial: ¿realmente lo necesito? Si lo necesitas, ¡adelante! ¡Todo tuyo! Ahora bien, si realmente no es necesario, ¿qué vas a obtener con ello? ¿Qué te va a aportar?

Más allá del consumo, nace otro factor importante que me gustaría comentar. Y es que, el hecho de comprar y tirar. ¿Cuánta vida útil tiene lo que compras? De ahí la propuesta inicial que te comentaba sobre el plástico. Por tomarlo de ejemplo, si reciclas en casa te será fácil observar cómo la primera basura que se llena en escaso tiempo es la de plástico. Compramos para tirar. Te comento el plástico pero lo extendería a mucho más allá: comida para llevar, ropa, juguetes… Todo ello tiene muy poca vida útil. Obviamente, es un tema que engloba a todas las áreas de nuestra sociedad: yo como individuo como me responsabilizo ante la compra, la empresa que lo vende cómo lo ofrece / envasa, la obsolescencia programada…

La intención de este artículo nace para poder entre todos reflexionar de qué manera puede cada uno de nosotros colaborar para ayudar a preservar el medio que nos envuelve y nos sustenta sin pedir nada a cambio, pero que nosotros tendemos a descuidarnos de él. ¿Cómo podemos evitar caer en el consumismo?

Considero que no existen mejores o peores medidas, existe la voluntad de realizarlas. Cada uno tendrá a su alcance diversas posibilidades y desde ahí te animo de corazón a que las puedas ir realizando. Como también te animo a ser consecuentes con lo que compramos: que parta de una necesidad y que tenga la mayor vida útil que podamos darle. Pues sabemos que aquello que es de usar y tirar, seguramente pueda tener otras opciones. Ejemplos muy sencillos: llevar tu propia bolsa de la compra, usar productos que puedan reutilizarse (ejemplo: usar servilletas de tela en lugar de papel), entre alimentos envasados y frescos ¿por qué no usar los frescos?, guardar los alimentos en las típicas fiambreras en lugar de envolverlos con plástico o aluminio. Hoy en día los niños juegan con muchísimos juguetes tecnológicos en los que ya no se tienen ni que pre-ocupar por hacer sonar la sirena porque el propio coche ya lo hace, ¿por qué no ayudar a fomentar la creatividad? 

Hace un tiempo leí las 3R’s como pautas de consumo ambientales que hace poco se extendieron a 7R’s:

– Reflexionar sobre las verdaderas necesidades

– Rechazar

– Reducir para aliviar la presión al medio ambiente

– Reutilizar para generar menos residuos

– Reciclar

– Redistribuir

– Reclamar por tus derechos ante un modelo consumista

 

El hecho de cuidar la Tierra es una muestra de cómo nosotros nos cuidamos. 

Ya sabes que me encantan los experimentos que sirven a ampliar nuestra conciencia. Por ello te lanzo el siguiente: Toma conciencia de cómo actúas con el medioambiente y la Tierra y observa cómo actúas contigo. Por ejemplo, cuántas veces no te habrá pasado que cuando no estás más flojito o más decaído, te atrae más la comida más “guarri”. Piensa en por ejemplo qué nutrientes tiene esa comida, cómo está presentada, el proceso qué pasó hasta llegar a tí… Y observa cómo estás y cómo responde realmente tú cuerpo al ingerirla. 

Es un ejemplo de muestra que puedes extrapolar a multitud de actividades en tu día a día: ¿por qué la necesidad inmediata de comprar? ¿Por qué el comprar y tirarlo casi inmediatamente? ¿Por qué el comprar y acumularlo sin acordarse uno ni siquiera de darle uso? ¿Cómo estoy yo para tener estas respuestas? ¿Dónde está el auténtico valor? ¿En qué ayuda la inmediatez sin apenas razonar previamente? Tantas y tantas preguntas que podemos lanzarnos para comprendernos un poquito más y para a su vez ayudar al medio que nos sustenta y acoge.

¡Necesitamos menos y tendremos más!

 

Mónica Larruy Carrete – Junio 2019

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