Conocerse a sí mismo

con No hay comentarios

La infancia tiene un gran peso sobre la persona en la que nos convertimos de adultos. La mochila que vamos cargando durante toda una vida comienza de una manera inconsciente en el vientre de nuestra madre y a medida que avanza el tiempo aquello que mamamos nos va a redirigir en una u otra dirección. Conocerse a sí mismo es de gran relevancia para entender esto. 

Todos tenemos nuestros fantasmas, historias pasadas que no nos gustaría haber vivido o haberlas podido vivir de otra manera. Sin embargo, la realidad es la que es y cómo fue. No existe posibilidad de cambiar lo vivido, pero sí existe la posibilidad de sacar aprendizaje de ello, deshacernos de lo que no nos suma y construir hacia la dirección que uno desea seguir. Obviamente, no pretendas que el camino se haga en un día. Cada paso te llevará más hacia ti, pero ten presente que los pasos a dar irán uno detrás de otro por senderos hasta ahora desconocidos / no transitados.

Y es que, lo conocido bien lo sé, y me lleva hacia el camino ya transitado. Aquel que me da pie a actuar y sentir cómo he ido haciendo, que de seguro, durante un gran conjunto de años. Puede que no sea grato, pero es lo que conozco. Por tanto, cómo actuar diferente si no lo sé. Y más aún, ¿y si no soy consciente de cómo estoy actuando? Por todo ello, cuántas veces no te habrás dicho que no sé otra manera, es que yo soy así… Y sí, tienes razón: estás aquí siendo quién eres por los pasos vividos hasta ahora, ello no es ni bueno ni malo, es. Te ha llevado hasta aquí. Mejor dicho, ha hecho que puedas llegar hasta aquí. Pero si lo deseas, el cambio es posible. Y es que, si quieres, PUEDES. Eso sí, conocerse a sí mismo primero, es clave para el cambio. 

Por supuesto, no sólo hay que querer. Hay que hacer para ir hacia la nueva dirección que se quiere. Ello implica hacer cambios. Pero antes, hay que tomar conciencia / observar cómo se actúa/piensa a día de hoy para desde ahí redirigir el cambio.

El camino del cambio no es ni mucho menos de rosas, incluso en ocasiones puede haber la sensación de retroceso, de bien seguro no es así, aunque lo pueda parecer. Y es que, en el proceso, estás avanzando, estás dando pasos gigantes, pero en todo movimiento interno que zarandea patrones te llevará a lugares que creías que no podía ser tan así o tan asá, que parecía que no tenía importancia… 

Sin embargo, la realidad es que muy probablemente no te habías adentrado en ellos. El por qué puede ser múltiple; no sabía cómo hacerlo, no tenía la necesidad de cambiar, no era el momento, etc. No importa el por qué, importa el querer adentrarse para conocerse en cada paso un poco más.  Cada vez más te acercará hacia quién eres y no los personajes que se han ido formando a lo largo de los años. Te lleva a estar en paz contigo, a hallar serenidad y a reconocerte sin comparaciones.

El camino hacia uno recorre, como te decía, por muchos senderos de todo un conjunto de años, de toda una vida. Cuando te adentras en este proceso creerás en más de no una ocasión:

  • No estar haciendo cambios.

Algo totalmente FALSO. Y es que, los estás haciendo, pero el ritmo que marca la mente (el YA) dista mucho de la realidad. 

 

  • He retrocedido o he vuelto a caer (al punto de partida).

Irán repitiéndose situaciones para que puedas realmente afianzar, atesorar y anclar el cambio real y profundo. Y para ello, volverás a pasar por situaciones que creías que ya habías cambiado. Estás en ello. Y seguramente, con una perspectiva y una conciencia muy diferente.

 

  • Volver a actuar cómo actuaba.

Cuando uno está transitando el cambio y por el motivo por el que uno no está descansando, está más chof, más irascible… No te quepa duda que saldrá el piloto automático. No te preocupes, no le des fuerza. Lo ves y te lo permites. Es necesario superar la frustración. En la siguiente, si hay ocasión, actuarás diferente. Y sino a la otra siguiente. No te fustigues. Lo ves y ello te permitirá ir cambiando.

 

El camino que lleva hacia uno es único para cada persona. Es un camino mágico, con algunos momentos no gustosos, pero sumamente enriquecedores. Pues serán de un valor incalculable. Pues, poco a poco te sientes más tú, más libre, más sereno, más en paz, con más confianza, más ligero… Te das cuenta de que te vas quitando de encima una carga que ya no puedes más con ella, te desprendes para ir ligero de equipaje y comenzar así a disfrutar de quién eres, comenzar a disfrutar realmente de estar vivo y de conocerse a sí mismo.

 

Mónica Larruy Carrete  – Junio 2023

Dejar un comentario