Dicen los psiquiatras que el miedo es consustancial al ser humano y elemento preservador de la vida. Pero, entendiendo por miedo lo que nosotros denominamos como alerta. Es decir, el estar pendiente de los movimientos de nuestro alrededor y tratar de protegernos de lo que pueda presentar un peligro. La alerta es una respuesta normal a lo que se presiente como una amenaza externa. Cuando ocurre esto en ausencia de peligro, ello sería miedo. Estamos ante la ansiedad. Este trastorno tiene múltiples efectos en la salud. Hoy me gustaría explicar cómo afecta la ansiedad al cuerpo y cómo actúa éste.
La ansiedad, en principio, es una respuesta al estrés, al síndrome general de adaptación. Y, desde esa perspectiva es una respuesta fisiológica. Una vez que desaparece la situación estresante o de peligro transitorio, se vuelve a la normalidad. Pero, en el caso de la ansiedad esto se produce de forma continua.
- Desde psiquiatría se reprocha la constante presencia de la ansiedad a partir de las siguientes actitudes personales:
– Autocrítica destructiva.
– Baja autoestima.
– Inseguridad.
- Desde un punto de vista más clínico, pueden aparecer los siguientes casos:
– El hipertiroidismo propicia el desarrollo de la ansiedad. Cuando la secreción hormonal está regulada/normalizada, desaparece la ansiedad.
– Las personas en tratamiento con corticoides desarrollan ansiedad.
Alteración de los neurotransmisores en la ansiedad
Con la ansiedad, se ha visto que existe una alteración de la secreción de 3 neurotransmisores:
– Noradrenalina: se produce en las cápsulas suprarrenales y en algunas estructuras cerebrales.
– Serotonina: un neurotransmisor que se sintetiza en neuronas del Sistema Nervioso Central y en algunas células del tracto gastrointestinal y que tiene que ver con el estado de ánimo, el apetito, el deseo sexual, la temperatura corporal, entre otras.
– GABA (Ácido Gamma Amino Butírico): un neurotransmisor que actúa como inhibidor de determinados circuitos cerebrales, y calma la actividad cerebral excesiva, ayuda a la relajación mental y al sueño, disminuye la ansiedad y refuerza el sistema inmunitario. De las irregularidades de uno o más de estos neurotransmisores surgen los cuadros de ansiedad.
¿Cuáles son los efectos de la ansiedad?
Una persona ansiosa tiene una sensación desagradable de aprehensión, que va desde la aprehensión hasta el miedo, desde la inquietud al pánico. Es decir, hay un aumento de la alerta general y ello se traduce en:
– Insomnio.
– Dificultad de atención.
– Dificultad de concentración.
– Problemas de memoria.
– Trastornos en la secreción de ACTH (hormona adrenocorticotrópica), CRH (hormona liberadora de corticotropina) y GH (hormona del crecimiento u hormona somatotrópica).
El circuito que desarrolla el cuadro del estrés empieza por secreciones en el hipotálamo, que es una estructura mitad nerviosa mitad hormonal, donde se produce la unión neuroendocrina y que está en conexión con otra glándula; la hipófisis, con función claramente hormonal.
En el hipotálamo se segregan una serie de sustancias con acción “neurotransmisora-hormonal” que pasan la voz a la hipófisis para que inicie el proceso de secreción. La hipófisis lo que segrega son hormonas, algunas de ellas con efecto trófico o estimulante de otras glándulas periféricas, elementos que van a actuar como órdenes para que las correspondientes glándulas endocrinas que hay repartidas por el organismo comiencen a secretar una determinada hormona.
La CRH-Hormona liberadora de la hormona adrenocorticotropa – o CRF – factor liberador de la hormona adrenocorticotropa – se segrega en el hipotálamo. La ACTH, la hormona corticotropa o corticotropina, se produce en la hipófisis. Las dos persiguen la secreción de corticoides que es el mediador fundamental del estrés. La propia liberación de corticoides en sangre cerraría el circuito y pasaría a una acción inhibidora para que cese la liberación de los factores anteriores.
En los casos de ansiedad, el corticoide está liberado pero no se produce la orden de cese de la secreción de las hormonas estimuladoras de la secreción de corticoides.
La hormona de crecimiento, GH u hormona somatotrópica, estimula el crecimiento (tanto en longitud como en anchura), la reproducción y la regeneración celular. Se produce en la hipófisis y su liberación induce la producción de factores de crecimiento en determinados tejidos.
En los cuadros de ansiedad todas las hormonas mencionadas se encuentran alteradas. En el estrés se produce un cuadro vegetativo de tendencia simpática.
Clásicamente, el SNA (Sistema Nervioso Autónomo) se divide en:
– Sistema nervioso simpático. Distribuido por todo el organismo. Funciona a expensas de la adrenalina y noradrenalina (hormonas que se fabrican en la cápsula suprarrenal y en otros lugares como el cerebro). A través de ellas, acelera al sujeto.
– Sistema nervioso parasimpático. Formado a expensas de un nervio que parte del bulbo raquídeo: nervio vago o neumogástrico.
Las funciones de este sistema nervioso están medidas por un neurotransmisor que se denomina acetilcolina, éste inhibe funciones orgánicas.
Ambos sistemas tienen que funcionar en consonancia y en sintonía, guardando un equilibrio entre ellos. Los problemas surgen cuando existe predominancia de uno sobre el otro. Todos los órganos y entrañas poseen una inervación simpática y una parasimpática. Como consecuencia del equilibrio entre estas dos funciones, el sujeto funciona dentro de unos parámetros de normalidad. Ejemplo: Hay un estímulo simpático, segregas adrenalina y ello te produce taquicardia, palpitaciones, sudoración… Pero a la vez, este mismo estímulo en el sistema parasimpático te produce sequedad de boca y pérdida de apetito.
En las personas con ansiedad existe un predominio del sistema simpático y, por tanto, la persona está acelerada: nerviosismo, irritabilidad, insomnio…
A través de todas las secreciones de corticoides mencionadas se producen trastornos de la inmunidad. Es decir, la secreción de corticoides inhibe el sistema inmunitario, bajan los linfocitos T killer (las células encargadas de la defensa frente a infecciones víricas y la eliminación de células tumorales), se producen alteraciones locomotoras, disminución del apetito, disminución de la actividad sexual… Y, cuando la ansiedad se convierte en crónica y duradera, se produce una desorganización general del organismo que se manifiesta fundamentalmente en que la persona anula su rendimiento.
El objetivo último del mecanismo del estrés es aumentar la producción de corticoides para incrementar fundamentalmente, el aporte energético a la célula y que funcione a toda velocidad. El problema es que se agota y cuando se agota lleva aparejado el trastorno inmunitario y la persona, al final, acaba anulando todos los factores de su comportamiento y de su rendimiento, a todos los niveles.
La respuesta a la ansiedad se considera patológica cuando, con relación al estímulo, se prolonga demasiado o es demasiado intensa. Es decir, el estímulo tiene que guardar proporción con la respuesta; si la respuesta es desproporcionada al estímulo, algo no está funcionando bien.
Dentro de un par de semanas continuaremos hablando de la ansiedad y sus tipos. Si te ha parecido interesante conocer cómo afecta la ansiedad al cuerpo, ¡no te lo puedes perder!
Junio 2021.
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