Independientemente del sector en el que trabajes muy probablemente has tenido o tienes la sensación de no llegar, o bien, ir tarde. ¿Te has parado a preguntar por qué nace y se perpetúa esa sensación? En el artículo de hoy vamos a irle dando respuesta y a encontrar las claves para gestionar el estrés.
Frecuentemente se parte de la idea de que tras la jornada laboral todo debería quedar cerrado para así mañana comenzar con el contador a 0 de tareas pendientes. Sin embargo, la realidad dista mucho de esta idea.
Seguramente, habrás experimentado que el trabajo NUNCA se acaba. Sin embargo, nuestra mente llega a pensar que tras esta tarea que tengo entre manos ya estará. ¿Qué acaba pasando? Que siempre hay nuevas. y por ello, si el día tuviese 48 horas, aún se quedaría corto para poder resolver todas las tareas que mi mente cree poder hacer en un momento.
Trucos útiles para lidiar con el estrés
Si te sientes abrumado o que no puedes con todo, sigue leyendo, porque aquí van algunas claves para gestionar el estrés que pueden ser de gran ayuda.
Anota las tareas que tienes pendientes
Nuestra mente suele ser un hervidero de tareas pendientes que ya tendrían que estar hechas. Sin embargo, pocas veces se tiene en consideración el tiempo REAL que estas conllevan. Sino que uno cree que con 5 minutos ya estará tal cosa hecha, cuando muchas veces, esos 5 minutos se traducen en 60 minutos. Esto genera consecuentemente agobio, y según cómo se gestione, puede producir un sentimiento de culpabilidad/derrota por no ser capaz de dar respuesta a lo que está pasando de una “manera productiva”.
Lo primero de todo, te propongo que anotes en una hoja las tareas que tu mente tiene pendientes de hacer. Tras volcarlas en un papel, la mente quedará libre de tener que estar focalizándose en lo que falta. Sentirás una mayor ligereza mental, ya que ya no tendrás que estar pensando si se te olvida algo. Al estar anotado, lo tendrás controlado.
Asigna un tiempo a cada tarea
Tras este vaciado, analiza una vez finalizado el día cómo de real es lo que la mente te estaba haciendo creer que podías abarcar en el día de hoy. Verás como es fácil que esas tareas no sean asumibles en un día, sino que requieran de muchísimo más tiempo. Es por ello que se hace imprescindible que tras anotarlas puedas concederles una aproximación del tiempo que crees que te supondrán hacerlas (el tiempo que pienses multiplícalo x 3 para que se ajuste a la realidad), y posteriormente, irlas repartiendo en tu agenda, en lugar de que quede todo concentrado para un único día y un momento.
El darles su tiempo hará que puedas valorar tu trabajo, viendo que realmente suponen un tiempo seguramente superior al que esperabas. Ante el hecho de ver ese tiempo la idea de que uno no está siendo productivo cae por su propio peso, pues se ve que se ha estado haciendo todo y más de lo que se podía sin embargo puede ser que la idea que se tuviese no fuese asumible.
Distribuye la faena en función de tu vitalidad
Cabe remarcar que no todos los días estamos igual por tanto no todos los días podemos esperar rendir de la misma manera. Por ello, sé amable contigo mismo, respetándote. Si hoy no he descansado no puedo pretender estar al 100%. Mi estado de ánimo y mi energía estará más mermada. Para evitar que se consuma más energía desde la imposición de que tendría que estar perfecto y no lo estoy, permítete llevar en ese día un ritmo acorde a tu estado verás cómo rindes mucho más de lo que te esperabas.
Marca tus prioridades
¿Cuánto de lo que haces en tu día a día es una tarea y cuánto no es una tarea? ¿Te has parado a ver si vives desde un constante tachar un chek list de cosas pendientes por hacer que no te permiten disfrutar? Es muy fácil, y más en las grandes ciudades, entrar en un bucle en el que se tenga la idea de que se llega tarde a todo lo que hay que hacer. Como tal, la mente bombardea con muchas listas de tareas que tengo que ir tachando para sólo entonces poder descansar y sentirme realizado. ¡Error! Siempre, siempre, siempre habrá cosas por hacer, ya sea en casa, en el trabajo, con la familia, etc. Cómo tal, ¿cómo puedo pretender ir haciendo una tarea tras otra, tachándolas de mi mente? ¿Cómo puedo pensar que ya cuando llegue el fin de semana o las vacaciones ya podré descansar y desconectar? De nuevo, ¡error!
Disfruta de momentos para ti
¿Por qué no vivir lo que tengo que hacer desde un lugar en el que no todo sean tareas pendientes? Te animo encarecidamente a que cuando estés trabajando e incluso trasládalo a tu día a día, no vivas todo lo que hagas como una tarea. Es decir, si bien es verdad que siempre hay y habrá cosas por hacer dista mucho el cómo las hago. Puede dejarme llevar por la angustia/preocupación de esto no sé cómo lo haré, no voy a llegar, y tengo que enviar tal cosa que aún no he podido mirar, etc. etc. O bien, puedo ir focalizando mi energía ante lo que estoy haciendo sin dispersar mi atención hacia las siguientes. y sólo, cuando haya acabado lo que estoy haciendo, evaluar si hay algo prioritario que tenga o no que hacer. Para ello, cabe remarcar dos puntos:
- Grado de prioridad:
Dado que siempre quedan cosas pendientes, es necesario que establezcas una prioridad REAL de lo que no puede esperar y necesita sí o sí ser atendido hoy porque no puede esperar a mañana.
- Vivir sin que sea una tarea:
Permitirte que cuando estés haciendo algo que tengas sí o sí que hacer no sea desde el sufrimiento o la idea de tachar de una lista sino el permitirte ir haciendo a un ritmo cómodo para poder saborear lo que estás haciendo e incluso hacerlo gustoso.
Ejemplo: tengo que ir a hacer un trámite al otro lado de la ciudad que tengo que ajustar en mi apretada agenda. El ir hacia ese lugar en el que tengo que hacer sí o sí el trámite, ¿por qué no disfrutar del camino? Los tramos que esté paseando por qué no ver la ciudad, el cielo, la gente …
Pero sobre todo, añade momentos de parar entre tarea y tarea para que te puedas oxigenar y desconectar para que tu mente pueda disfrutar de un pequeño descanso.
Evita pantallas y ruido en los momentos de estrés
Por último, añadir el que si hay algo que esté generando estrés muy probablemente la mente esté a tope. Por ello, te recomiendo que en determinadas ocasiones no añadas más ruido de fuera ante el ruido que ya hay dentro. Por ejemplo, si voy caminando voy a escuchar y ver lo que acontece en mi entorno en lugar de ir con música/podcast o viendo el móvil.
Haz algo de ejercicio
El estilo de vida sedentaria no ayuda en absoluto a reducir el estrés. Sin embargo, el jercicio es un gran aliado para gestionarlo. Trata de hacer alguna actividad al menos un par de veces por semana. Cualquier deporte que te genere satisfacción y te permita desconectar. Puede ser incluso caminar.
Pasa tiempo al aire libre
Si te sientes muy abrumado, detente y trata de pasar aunque sea 5 minutos al aire libre. Este simple hecho puede recargarte de energía para luego seguir con tus quehaceres diarios. El contacto con lugares naturales como la montaña o la playa, también son de gran ayuda para gestionar el estrés. El fin de semana puede ser un buen momento para acercarse a estos lugares y relajarte.
¡Prueba estas claves para gestionar el estrés y déjame aquí tus comentarios! Igualmente, si deseas que te asesoremos en cómo poder hacer que tu día a día sea mucho más armónico disfrutando de un bienestar que no sólo se traslade en la calidad de tu descanso sino también en el transcurso de tu día, no dudes en contactarnos y te asesoraremos brindándote el tratamiento integrativo que más se ajuste a tus necesidades.

Marzo 2023
Mónica Larruy Carrete
Dejar un comentario