Vivir sin ser amado es un no vivir.
Vivir sin conocer el amor es un lloro viviente.
Vivir va de la mano del amor.
No es casual la frase “Todos los caminos van a Roma” (al revés Amor).
Y es que todos los pasos que damos deben ser por y para el AMOR.
No consiste en encontrar a otro individuo para conocer qué es ser amado.
Consiste en vivir amándose a uno mismo.
Con ello, cuando llegue la otra naranja completa, el zumo será extenso.
No habrán necesidades ni obligaciones. Se tratarán de libertades.
Cada uno por separado y encontrándose para formar un conjunto en unión.
Si ambos son seres que se aman a sí mismos, ¿qué puede surgir?
Un amor aumentado. Pueden vivir por separado y deciden hacerlo en conjunto para crecer siendo, actuando de claros espejos, mostrando aquello que creíamos sanado y partes no vistas antes.
De una manera u otra, TODO en la vida es una manifestación de amor.
Cabe mencionar que nunca se está solo, siempre se está en compañía, cuando uno se permite estar con él mismo.
¡Bendito amor que todo lo cura! ¡Bendita locura! O mejor dicho, ¡Bendita cordura!
Mónica Larruy Carrete
Dejar un comentario