¿Cómo saber si es amor o apego?

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¿Qué es el amor?

El día que me empecé a formular esa pregunta, mi percepción sobre lo que era el amor cambió. Creía que el amor tenía que darse de una forma concreta y particular, sino se expresaba de esa manera, entonces no era amor. El amor lo vinculaba mucho al ser amada como pareja. ¡Y cuan equivocada estaba entonces! No hay amor posible si antes no me amaba yo.

Imaginaba un amor de cuentos de hadas, como el de tantísimas películas de dibujos animados que desde bien pequeña había visto ciento de veces, con el príncipe azul que viene a rescatar a la princesa.  En ese momento en que apareció ante mí la imagen de una de estas películas sentí el clic que necesitaba.

Tomando de ejemplo cualquiera de estas películas, te pregunto si quitamos el rescatar a alguien, ¿dónde reside el amor? Si vamos más allá, y dejamos a los protagonistas sin papeles de príncipes y princesas, ¿dónde reside el amor?

Evidentemente, en la vida hay un motor que nos mueve. Un motor que nos hace vibrar por dentro. Y no es otro que el amor. Sin embargo, ¿de qué forma se despierta en ti el amor?

El amor puede tomar múltiples y variopintas formas. Puede ser un amor maternal que nace, por ejemplo, en el momento en que vemos que la vida de un niño corre peligro al cruzar un paso de peatones. Puede tratarse de un amor de amistad que aparece, por ejemplo, en momentos dulces de fiesta y en momentos más amargos en los que se requiere de apoyo. Puede ser un amor inocente y embriagador que se desprende, por ejemplo, al despertarnos y sentir la brisa fresca en nuestro rostro.

Si te fijas, en ninguno de estos ejemplos el sujeto de la frase te lo imaginas personificado por un príncipe o princesa. Sino que son situaciones o personas de nuestro entorno, que hacen que nazca y brote un amor diferente en nosotros.

 

¿De dónde nace el amor?

El amor se cultiva, brota y crece en nuestro interior. Nunca podremos ofrecer amor, si éste antes no ha florecido en el interior. Sería como regalar una flor entregando únicamente el tallo.

En mi caso, comprendí que de poco servía que viniese un príncipe a rescatar a la princesa si esa princesa no era feliz con ella misma. Si ella, no reconocía todo el amor propio que en ella residía. El amor nace de uno para uno, para desde ahí poder manifestar la máxima expresión, en forma de flor, hacia los demás. A partir de ahí, toda manifestación de amor externo lo que hará es avivar el amor propio que reside en el interior de cada uno.

 

¿Puede existir el amor sin el apego?

Como veis, muchas preguntas se lanzan en el artículo de hoy,  jejeje.

Una clara explicación del apego la podéis encontrar en la siguiente canción, que seguro, que quien más o quien menos, alguna vez la ha escuchado:

Sin ti no soy nada

Los días que pasan 
Las luces del alba
Mi alma, mi cuerpo, mi voz, no sirven de nada 
Porque yo sin ti no soy nada 
Sin ti no soy nada 
Sin ti no soy nada

“Sin tí no soy nada”, de Amaral.

 

Personalmente, comprendo el apego en el amor como una necesidad vital para poder ser feliz. Cuando no existe el apego en estas situaciones, lo que se desea es que la otra persona sea feliz. Es decir, apego se entendería como dependencia, y amor como la independencia de cada uno para formar un gran conjunto entre ellos.

Desde el apego hay miedos, incertezas, inseguridades… Desde el amor hay claridad, certeza, confianza, avance sumando entre todos…

Aquí os dejo algunas reflexiones sobre el amor y el apego. Si quieres profundizar sobre estas cuestiones y muchas más, anímate y apúntate al círculo de mujeres el próximo viernes 9 de marzo, donde reflexionaremos sobre ello, y mucho más.

¡Toda mujer que lo desee es bienvenida! Basta que confirmes tu asistencia a través de uno de estos canales:

 

 

 

 

 

Nota: Cualquier duda, sugerencia o pregunta, ni dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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