El chi kung: las raíces del árbol y del hombre

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“Raíces del árbol adentradas en lo profundo de la tierra.

Busca su espacio y su hueco compartiendo con otros su sustento.

Seguro que se llegan a entrelazar y no por ello se molestan, más bien es una fortaleza.

Situado, se decide y emprende el camino de crecimiento.

Pasa de estar oscuro y bajo tierra a ver al fin el día y la noche, su luz.

Crece, crece y crece. Sabe que ese es su camino y que ese es su lugar.

Llega el día en que su tronco se desdobla en sus hijas, sus ramas.

Cada una sigue su sendero, tomando su propia forma. Cada una diferente, cada una propia.

Cada una sabe de dónde viene y cuál será el fruto que dará. No se preocupa. Simplemente, sigue el que es su propio camino.

Viven todos en comunidad, forman parte de un TODO.

Al fin y al cabo, son partes que integran la esencia que brotó de una diminuta semilla.

Es un todo que parece inmóvil, y sin embargo, es capaz de adaptarse ante cualquier cambio.”

 

La base de todo árbol son sus raíces, aquellas que poseen una antigüedad muy superior a la de cualquiera de las ramas y cuya sabiduría se encuentra en la profundidad de este mismo. Una fuerza invisible a los ojos, y sin embargo repleta de vida. Muestra de ella es el bambú, que tarda aproximadamente 7 años en salir a la superficie. En el momento en que lo hace, es sólo cuestión de semanas que crezca más de 30 metros. Este crecimiento no sería posible si no existieran unos fuertes cimientos sobre los que construir. He aquí sus increíbles raíces.

Un árbol a partir de sus raíces es capaz de soportar cualquier tipo de climatología, desde un espléndido día de sol como a la mayor de las tempestades. Desde situaciones más agradables a otras, que a primera vista, pueden tacharse de adversas; es capaz de mantenerse en su centro, en la que es su posición natural y adaptarse así al que es su entorno.

Con esta metáfora del árbol quería manifestar la importancia de nuestras raíces. Raíces invisibles y poderosas, que nos nutren como al árbol, a sus ramas y a sus hojas. Éstas son nuestra base, nuestro eje, nuestro sustento. Son las que nos permiten estar en escucha interna a la vez que mantenemos una comprensión con lo que sucede alrededor. Nos ayudan a un mejor entendimiento de nosotros mismos, conservando siempre el vínculo con el que es nuestro entorno, tanto a nivel de personas, como situaciones.

Para ello, el Chi Kung es una práctica milenaria de origen chino, que a través de la respiración y movimientos suaves nos permite armonizar nuestro conjunto interno a nivel físico, mental, emocional e incluso energético, ayudándonos a reducir el estrés y mejorando nuestro estado en el día a día.

Los practicantes del Chi Kung comparamos esta práctica con los árboles, ya que mediante suaves movimientos nos enraizamos como si de un árbol se tratará, mediante una postura corporal muy similar a la de un árbol, manteniéndonos firmemente en la tierra. También se centra la atención en nuestros brazos y piernas como si fueran las ramas y las hojas, y el control de la respiración, profunda y lenta. Con el estilo de Chi Kung terapéutico que te ofrecemos, conseguirás un estado de relajación y de bienestar de todo el cuerpo.

El Chi Kung no diferencia de sexos ni edades ni condiciones de salud. Puede ser practicado por mayores y jóvenes, mujeres y hombres, como por personas con enfermedades o dolencias como el cáncer, la fibromialgia, la escoliosis, el insomnio, la depresión, o incluso,  personas que simplemente deseen preservar y aumentar su bienestar. Desde El Camino de Tanit, os animamos a disfrutar de nuestras clases. Reserva ya tu sesión de Chi Kung y disfruta de todos sus innumerables beneficios.

Mónica Larruy – 31/08/2017

 

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